Hay persona a las que, en alguna lectura del Tarot, les ha salido que tendrán una persona "por Destino", es decir, una persona que está destinada a entrar en sus vidas de manera inevitable. Eso es lo que se conoce como relación kármica. Esa persona, o bien es algún asunto pendiente, o bien estamos destinados a vivir una profunda experiencia con ella que nos marcará de un modo u otro.
Que esa persona esté predestinada para nosotros, no quiere decir que sea obligatoriamente el amor de nuestra vida, porque no tiene por qué ser necesariamente una relación amorosa, puede ser una relación de amistad. También ocurre que, esa relación por destino no tenga que ser precisamente idílica, sino que puede llegar a ser un infierno, por ejemplo, un jefe demasiado exigente o mandón con el que tengamos que aprende a lidiar. En suma, las relaciones kármicas o por destino, son guías o maestros, que nos ayudarán a crecer, a pulir ciertos aspectos profundos de nuestro carácter, hasta llegar a conseguir el perfecto equilibrio final. Junto con ellos experimentamos pasiones de todo tipo, miedo, odio, lujuria, amor... relaciones que nos transforman, de las que siempre sacamos una valiosa lección. Hay quien divide las relaciones kármicas según seas positiva o negativas en relaciones dhármicas y kármicas respectivamente, es decir, una relación kármica es un relación de sufrimiento, en cambio, una relación dhármica es un relación de bienestar y positiva.
Pero no hay que confundirse, en una relación dhármica no es que sea todo perfecto, como en toda relación kármica no todo es negativo, por supuesto, en las relaciones dhármicas también se dan discusiones y roces, pero en su mayor parte el balance es positivo.
Por otra parte tenemos a las denominadas "almas gemelas", que son personas que nos complementan perfectamente en el nivel más profundo. Cabe recordar que las almas gemelas no tienen por qué, una vez más, ser el amor de nuestra vida, puede tratarse de una profunda amistad, por lo que las almas gemela nos complementan en el plano emocional, pero no toda ellas nos complementan también, o tenemos que expresarnos con ellas, en un plano sexual. Hay que tener en cuenta que el karma trata de superar la barrera física para llevarnos al estado más elevado de la conciencia, por lo que, con cada experiencia, el plano físico va tomando cada vez menos importancia.
El alma, o almas gemelas, porque puede haber más de una, no viene a nosotros por destino, como las otras relaciones, sino que tenemos que ganárnosla, tenemos que ser nosotros los que, a través de nuestra experiencia y continua evolución saber reconocerla. Pero eso no es todo, porque, nuestra alma gemela debe de reconocernos también a nosotros como tal, por lo que la cosa puede complicarse si ambas almas no están en el mismo nivel de evolución. Seguro que habéis oído eso de, "están hechos el uno para el otro, si sólo se dieran cuenta....".
No obstante, como he dicho anteriormente, cuando llegamos al plano superior de nuestra conciencia, nos encontramos completos por nosotros mismos, y por tanto, tampoco necesitaremos ningún alma gemela, de tal manera que, el alma gemela pasa a ser otro guía, otro maestro en el camino, lo que no quiere decir que tengamos que vivir como ermitaños, sino que ya no tendremos dependencias emocionales, por lo que disfrutaremos mucho más de la compañía que el resto al carecer de presiones.
La carta del tarot que nos muestra que algo es por destino, os recuerdo, que es "La Rueda". Cuando en una tirada al completo nos sale con alguna figura cercana, o al lado de ella, indicaría que la persona representada en esa figura es por destino, el resto de cartas nos darán más pistas para saber de qué se puede tratar.
La carta del tarot que nos muestra que algo es por destino, os recuerdo, que es "La Rueda". Cuando en una tirada al completo nos sale con alguna figura cercana, o al lado de ella, indicaría que la persona representada en esa figura es por destino, el resto de cartas nos darán más pistas para saber de qué se puede tratar.
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