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domingo, 31 de julio de 2016

El Tarot como sistema.

Ante todo os diré que uno de los Tarot que más uso es el Tarot de los Druidas. Lo elegí por su espiritualidad, porque, además de leer el futuro, con la baraja del Tarot se pueden hacer muchas más cosas. La fuerza de sus imágenes se convierte en un método ideal para la exploración de cuestiones espirituales, psicológicas y filosóficas relacionadas con el propósito de nuestra existencia en el mundo y nuestra personalidad. La respuesta a preguntas como ¿Quién soy? ¿Por qué estoy aquí? 

El Tarot, en general, nos ofrece la oportunidad de conocernos a nosotros mismos, ayudándonos a mirar debajo de los acontecimientos con el fin de profundizar en las causas de los mismos. 

Las 78 cartas del Tarot se dividen en dos grupos, como ya hemos explicados anteriormente, los 56 Arcanos Menores y los 22 Mayores. Primero solemos explicar los Arcanos Mayores y luego los Arcanos Menores, pero la cuestión es que, este enfoque,  no es completo. En realidad, aunque se habla de Arcanos Mayores y Menores, todos tienen la misma importancia, y todos ellos son esenciales y fundamentales para que el Tarot funcione como sistema. 
No olvidemos que hablamos de ARCANOS, ergo estamos hablando en todo momento de SECRETOS,  así pues el Tarot está formado por Secretos Mayores y Secretos Menores. 
Vamos a ver ahora cómo se relacionan esos secretos entre sí.
Ya hablamos un poco, en un post anterior, de la cosmología del Tarot, desde el inicio a la síntesis del mundo, pero con el Tarot Druida comprenderéis mejor dicha cosmología.
En muchas tradiciones antiguas como la druídica o la wicca, así como la alquimia, entre otras, la creación del mundo se produce por la unión de dos fuerzas, la masculina y la femenina, en el caso de los dos primeros por la unión del Dios y la Diosa en el llamado "Gran Rito", en la alquimia por la llamada "Boda Alquímica". Esta unión está representada también en el Tarot. Por ejemplo en los Arcanos Mayores tenemos al Emperador y la Emperatriz, el Sacerdote y la Sacerdotisa. Los primeros son el plano físico, los segundos el espiritual o psicológico. La carta de los Amantes representa esa unión física. En el Tarot Druida aparece la carta de la Fferyllt que representaría la unión espiritual, alquímica. En el Tarot tradicional esa figura sería La Templanza. El resultado de esa unión es el Renacimiento y el Mundo. También observamos la necesidad de separación de ambas fuerzas en la Muerte y la Torre. Todo el mundo necesita su espacio.


La separación y la unión de las fuerzas es algo cíclico.

En el Tarot tenemos representados dos mundos. El mundo interior y el exterior. Los Arcanos Mayores son el mundo interior, y los Menores el exterior. De la unión del Dios y la Diosa, simbolizada dentro de los misterios internos, es decir, de los Arcanos Mayores, nace el mundo, el cual existe en el tiempo y el espacio, es decir, está sujetos a leyes físicas, y está representado en los Arcanos Menores.

Ese tiempo es cíclico y se mide según las estaciones del año. El viaje comienza en el solsticio de invierno  hasta llegar al Otoño, y vuelta al invierno.

Este viaje lo realizan las figuras, refieriéndonos a las dieciséis figuras presentes en los Arcanos Menores, también llamadas cortesanas y que, en el Tarot general serían las sotas, caballeros, reinas y reyes. En el druídico serían las princesa, príncipes, reinas y reyes. Estas cartas también se identifican con los dieciséis tipos de personalidades diferentes que el alma puede usar para enfrentarse al mundo exterior.

Vamos a ver ahora la relación establecida entre los Arcanos Mayores y Menores:
 

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