En Turín, capital de Saboya y Piamonte, existían también fábricas de
cartas, desde principios del siglo XVIII, pero no ha llegado hasta
nuestros días más que una baraja manufacturada en la Fabrique Royale que
luego pasó a ser Ferme Royale, que fue creada indirectamente por el duque Carlos Manuel III, entusiasta del Tarot y de cualquier cosa que
tuviera que ver con las cartas. Durante todo el siglo XVIII se siguieron fabricando barajas piamontesas
siguiendo el modelo de Marsella. De hecho, fueron unos años en los que se
reguló legalmente la fabricación de cartas, el control sobre la
producción llegó a ser tan grande que se estableció un sistema de
timbres o sellos distintos para determinar la zona de procedencia; esto
vendría a ser algo similar a la denominación de origen que hoy conocemos
para distintos tipos de productos.
En la fabricación de cartas de Tarot se
establecieron dos corrientes en la primera mitad del siglo XIX. Por un
lado estaban los productores fieles al modelo Marsella que no
introdujeron ninguna novedad especial, la otra corriente no fue
altamente innovadora, pero se dieron algunos cambios en su afán
por distinguirse, por ejemplo, el
idioma de las leyendas que aparecían en las cartas pasó a
imprimirse en italiano. También se dieron algunos cambios en la
iconografía, como la aparición de una mariposa delante de la
cara del Loco, dando la sensación de que éste sigue el trayecto que le
marca el insecto. Quizás la novedad más sorprendente se da
en torno al año 1.870, con la aparición de barajas piamontesas en las que
las figuras aparecían dobles. Es decir, tomar la mitad superior de la
carta y duplicarla de tal manera que tanto derecha como invertida, la
imagen es la misma. Llama la atención la carta del Colgado, donde es la
parte inferior del cuerpo del personaje la que se duplica, constituyendo una imagen totalmente surrealista.
El porqué de esta variación no se sabe con certeza, hay quien dice que era para agilizar el juego, otros piensan que se trata de la influencia del Tarot boloñés que ya practicaba esta duplicidad. El caso es que esta modalidad se asentó y fue utilizada como modelo durante décadas. Aquí podéis ver una baraja piamontesa perteneciente al editor Giovanbattista Guala, del año 1.860 aproximadamente, cuando todavía no se estilaba la duplicidad en las cartas.
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