Las runas son un alfabeto antiguo. Cada una de las letras de ese alfabeto poseía un nombre y un sonido propios. Como alfabeto que son, en los tiempos antiguos eran utilizadas como tal, así pues aparecen tanto en poemas, como en diversas inscripciones e incluso en documentos legales. También eran utilizadas en el arte de la adivinación, sin embargo nunca evolucionaron hasta la lengua hablada. En realidad, de cómo se utilizaban en la adivinación las runas en la antigüedad no queda nada, todos esos conocimientos se acabaron perdiendo debido a que, estos se transmitían mediante ritos iniciáticos de los cuales, o bien no se dejaba constancia documental alguna, o bien si se dejaba, no ha llegado hasta nuestros días. Por eso se ha tenido que recurrir, con el fin de reconstruir esta tradición, a las inscripciones y fragmentos que existen en las piedras de las runas, las sagas y otros textos.
Principalmente me voy a centrar en las runas sanadoras, en las runas que nos ayudarán a ponernos en contacto con nuestro Yo, en el sentido de proporcionarnos una comunicación con nuestro subconsciente. Hay que tener en cuenta que cuando se echan las runas, no se está echando la suerte, sino consultando un oráculo, es decir, nos ayudarán a dirigir nuestras acciones para poder obtener nuestros objetivos desvelándonos nuestros miedos y motivaciones ocultos, nuestros puntos fuertes y débiles. Como debéis saber los oráculos pretender llamar nuestra atención sobre ciertos hechos con el fin de prevenirnos de peligros o de brindarnos oportunidades de éxito, pero la última palabra la tenemos nosotros.
Por lo tanto las runas son una herramienta para ayudarnos como guía en nuestra vida presente, que es el periodo de influencia más potente y cercano, para poder encauzar nuestras acciones a la realización del futuro que queremos tener. Algo así como una brújula que apuntará directamente a aquello que queremos obtener. También son un medio para ayudarnos a crecer interiormente, para potenciar nuestra intuición, nuestro conocimiento.
El arte de echar las runas se llama "Runemal". Este arte abarcaba todos los aspectos de la vida, desde los
más elevados a los más mundanos, por eso había runas y conjuros para multitud de cosas, por ejemplo para el amor, el clima, las cosechas, la fertilidad, el mal de ojo, atraer la suerte... También se solían grabar en las armas, dinteles de puertas, los barcos, etc... Existen pruebas de que la mayoría de los echadores de runas eran mujeres. Las runas más corrientes eran las que se grababan en piedras planas y lisas, las cuales metían dentro de una bolsa. También cortaban una rama en trozos y luego grababan un símbolo en una de las caras. El echador de runas esparcía por el suelo las runas y leía las que caían con el dibujo hacia arriba. El historiador romano Tácito, escribió acerca de estas prácticas de echar las runas.
El alfabeto rúnico más común es el Futhark germánico tradicional que está compuesto de 24 runas repartidas en tres familias de ocho runas, siendo el tres y el ocho números a los que se atribuían poderes especiales. Los tres grupos son conocidos como aettir y reciben sus nombres de los dioses nórdicos Freyr, Hagal y Tyr. Los tres aettir son:
Más tardes se añadió una runa en Blanco, la denominada Runa de lo Incognoscible, la cual representa a lo Divino en todas las transiciones.